Ya validaste tu negocio y aún así:
No tienes claridad sobre cuánto vas a facturar el próximo mes.
Dependiste demasiado de un solo producto, cliente o canal.
Sientes que trabajas más horas de las que deberías, pero los resultados no crecen al mismo ritmo.
Has probado estrategias sueltas, pero ninguna te da estabilidad ni consistencia.
Seguir improvisando y quedarte sin un plan claro para escalar.